Une place pour Édouard

Béatrice GERNOT - Diana TOLEDANO


Todo el mundo estaba alegre cuando Eduardo nació. Luego lloró, mucho, sin parar. Y mamá también. Para la hermana mayor, como para todos, se ha vuelto mucho menos alegre. Eduardo no pudo volver a casa como se esperaba, y pidió mucha atención de los padres. Así que la hermana mayor se sintió sola. No celosa, no... podía ver que algo le pasaba a su hermano pequeño. pero un poco descuidada. Además, nadie tenía el valor de explicarle por qué Eduardo lloraba todo el tiempo, por qué era diferente...